viernes, 24 de abril de 2009
En palabras de Touraine, "se entiende por movimiento social ["societal"] una acción colectiva por la cual una categoría social pone en cuestión una forma de dominación social e invoca contra ella valores, orientaciones generales de la sociedad que comparte con su adversario para privarlo de tal modo de legitimidad" (p. 100). Eso significa que los MS "cuestionan orientaciones generales de la sociedad y que expresan claramente su propia naturaleza, la de sus adversarios y la de las apuestas por el control de lo que ocasionó el conflicto"(p.116).Otras precisiones de Touraine que contribuyen a destacar distintos rasgos de los MS:- Señala que lo que caracteriza a un MS es que "una categoría de actores entra en conflicto con un adversario por la gestión de los principales medios de acción de la sociedad sobre sí misma" (p. 112). - La idea de Sujeto como la de MS "procura restablecer los vínculos entre el mundo de los medios y el de los fines, entre la racionalidad instrumental y las creencias, entre el mercado y la comunidad". - "Si el Sujeto es un trabajo de doble desprendimiento, una lucha jamás triunfante, el movimiento societal, por su parte, tampoco puede ser más que un esfuerzo por unir la lucha contra unos enemigos siempre amenazantes y la defensa de los derechos sociales y culturales". - "Todo MS tiene dos vertientes, una utópica: el actor se identifica con los derechos del Sujeto; y una ideológica: se concentra en su lucha contra un adversario social. En ausencia de uno de estos dos elementos un MS no podría existir".Los elementos definitorios de los MS se pueden sintetizar en los siguientes tres:- identidad: es el reconocimiento de sí mismo- oposición: se refiere a la identificación del adversario- objetivo social: se trata de poner en cuestión orientaciones básicas de una sociedad.A partir de estas definiciones conceptuales, se cuenta con distintos criterios para juzgar los sucesos de Cochabamba desde la perspectiva de los MS.
Fuente: http://www.geocities.com/claraboya_1/movimientos.html
Movimientos sociales, movimientos societales y los no lugares de la política
por Luis Tapia
Las sociedades no dejan de moverse en el tiempo. Para gobernar ese movimiento se hace política dentro de cada sociedad y entre sociedades. Los movimientos más intensos se dan cuando se está definiendo la composición socio-política global o en los momentos constituyentes, en los momentos de crecimiento rápido y en los procesos de reacción, de reforma de las fallas estructurales en la composición de la sociedad, es decir, en los periodos revolucionarios o fundacionales, en las olas expansivas y en las crisis.
En países multisocietales como Bolivia no todas las fuerzas se mueven en la misma dirección, debido a una construcción incompleta que hace que casi siempre haya un flujo subterráneo de procesos sociales desarticuladores del orden estatal y económico nacional, En este sentido, algunos procesos no son solamente movimientos sociales, o sea, movilización y acción política de ciertas fuerzas o de una parte de la sociedad con la finalidad de reformar algunas de sus estructuras, sino que también en algunos casos son movimientos de sociedades en proceso de conflicto más o menos colonial en el seno de un país estructuralmente heterogéneo...
Fuente: http://www.lemondediplomatique.cl/Movimientos-sociales-movimientos.html
Publicado por Eliana
jueves, 23 de abril de 2009
LA EDUCACIÒN Y LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
La educación popular, corriente de pensamiento y de resistencia cultural nacida en América Latina bajo las dictaduras de los años 60, creció y se expandió a partir de los 70. Diez años atrás el continente todavía estaba sacudido por la oleada neoliberal privatizadora que desmontó los estados nacionales. Para los movimientos sociales los aportes de Freire fueron decisivos a la hora de construir formas de acción y reflexión colectivas, que les permitieron adquirir autonomía de análisis y de comprensión de la realidad.
CONSULTA????
TRATEN DE HACERLO Y mañana charlamos........
Los Trabajadores sin Tierra
El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil (MST) que reúne a aparceros, arrendatarios, medieros, asalariados rurales, ocupantes, y pequeños campesinos es, sin duda, el movimiento social más poderoso de América Latina. Aunque fue fundado hace ya quince años, sólo comienza a ser conocido nacional e internacionalmente a partir de 1995 cuando -luego de su III Congreso- plantea que no habrá reforma agraria en Brasil si no se logra cambiar el modelo económico neoliberal y que sólo se puede avanzar en este terreno si toda la sociedad comienza a ver la lucha por la tierra como una cosa legítima y necesaria. La reforma agraria no debe ser asumida como bandera sólo por los campesinos sin tierra sino que tiene que ser asumida por todos y transformarse en la lucha de todos.
Este singular movimiento nace en un determinado contexto histórico: algunos años después del triunfo sandinista en Nicaragua y de sus efectos iniciales sobre el movimiento revolucionario del continente, y cuando ya ha hecho agua el modelo económico implantado por la dictadura militar brasileña.
Los campesinos desplazados de la tierra por la modernización capitalista del campo orientada fundamentalmente hacia la agroexportación encuentran cada vez menos posibilidades de trabajar en las ciudades. Por otra parte, la emigración a zonas de colonización agrícola tampoco resulta una solución. Las excesivamente precarias condiciones de trabajo, por una parte, y, por otra, la amenaza de ser expulsados de esas tierras, luego de haber realizado el trabajo más duro de limpieza y preparación, por las grandes empresas transnacionales que comienzan a instalarse en esas regiones, terminan con el sueño de cientos de miles de campesinos que habían emigrado a esos lejanos parajes en busca de un pedazo de tierra.
Se hace cada vez más evidente que la única solución es permanecer en el lugar y buscar formas de acción que les permita recuperar la tierra allí donde viven.
viernes, 17 de abril de 2009
El movimiento obrero
Paralelamente a este fenómeno, en algunas zonas mineras relativamente importantes se desarrolló un proletariado asalariado que tenía reivindicaciones propias bastante más colectivas y cuya formación tuvo menos influencia anarquista. Esto explicaría el hecho de que en Chile existiese un Partido Demócrata con base obrera minera muy significativa, antes del desplazamiento de estos trabajadores hacia el Partido Comunista Chileno bajo el liderazgo de Recavarren, lo que al mismo tiempo otorga a esta organización diferencias respecto al resto de los comunistas latinoamericanos, en la medida en que no nace de una base propiamente anarquista, sino de una concepción política más cercana a la socialdemocracia. El Partido Demócrata Chileno no era propiamente una organización socialdemócrata, sino que se aproxima más al radicalismo de los partidos pequeño burgueses de tipo liberal. En otros países de América Latina también se desarrolló una presencia minera importante con un alto grado de sindicalización, como en el caso de Perú, Colombia y Bolivia. En el último caso, el movimiento minero boliviano sólo va a alcanzar su auge en la década de 1940-1950, llegando a ser protagonista de la revolución boliviana.
Los movimientos sociales en Argentina
Los nuevos movimientos sociales en la Argentina reflejan los esfuerzos de reconstrucción de los lazos sociales a través de nuevas formas de organización. Los cambios en las formas del trabajo, en sus dimensiones contractuales y organizativas, sostienen un enfoque más atento a la construcción social de los movimientos y no sólo a sus formas de protesta y movilización, concebidas aquí como emergentes de una actividad más vasta de creación de lazos y organizaciones sociales.
Los emprendimientos encarados por los movimientos de trabajadores de empresas recuperadas, organizaciones de desocupados y asambleas barriales se inscriben en lo que tiende a denominarse actualmente "economía social", un espacio público donde el trabajo no se intercambia sólo ni principalmente por remuneraciones monetarias. Pero a diferencia de las formas que prevalecieran anteriormente en este campo, las impulsadas actualmente por los movimientos adquieren una dimensión política: en estas nuevas formas el trabajo es la política.